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Lotería de Navidad
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Hablamos con varios loteros sobre cómo afrontan el sorteo más esperado del año desde el otro lado de la ventanilla.
Administración de lotería por dentro. Imagen: EFE
Los días previos al sorteo de Navidad se forman largas colas a las puertas de las administraciones de lotería. Cada lotero vive esa masiva venta a su manera, pero hay vivencias que la mayoría comparten.
Para Carlos Resa, gerente de la Administración de Lotería nº 2 de Llodio, son muchos meses de trabajo. En la Casa de Resa, empiezan a trabajar en el mes de julio, cuando reciben la lotería, y no terminan hasta el 22 de diciembre. “Estamos medio año de nuestra vida de la lotería con el sorteo de Navidad”, recalca el lotero.
A finales de noviembre cuentan ya con un largo registro de pedidos de lotería navideña, además de un considerable fajo de comprobantes de venta realizados por Internet. “Los últimos días son bestiales; viene muchísima gente de la zona de Ayala y en Bilbao tengo también muchos clientes”, explica Resa.
La mayor facturación de la bilbaína Lotería Ormaechea se da también en esas fechas. Según Sergio Echevarría, propietario de la administración nº 1 de Bilbao, el 60 % de las ventas se concentra en Navidad; de ahí que se relacione esa administración con la época navideña.
Más allá de que el sorteo de la lotería sea el “chupinazo de la Navidad”, para el bilbaíno es un momento señalado del calendario porque juega gente que no compra lotería en otras épocas del año y, además, la participación es colectiva: “Es una venta muy compartida; cuando toca, toca a muchísima gente de un mismo sector. Se ve verdaderamente dónde toca”.
Echevarría cuenta que, sobre todo en el sorteo de Navidad, hay un pequeño vínculo entre la administración y las asociaciones, bares y empresas a las que ha vendido lotería; mientras que el cliente que juega con la familia es más anónimo. Por otro lado, según Resa, es más fácil que una persona individual salga del anonimato y comunique su premio “cuando son cantidades normales”.
Supersticiones
A la hora de decantarse por un número, Echevarría dice que los consumidores intentan buscar un sentido a lo que compran.
El número 13 se asocia a la mala suerte, sin embargo, en la Lotería Ormaechea es un número que se agota. El gerente de la administración de Indautxu cuenta como anécdota que, en una ocasión, “un cliente quiso entrar el martes 13 a las 13 horas y 13 minutos para comprar lotería”.
Lo mismo ocurre con las horas de cierre y apertura. De acuerdo con Echevarría, hay a quienes les gusta esperar a ser los últimos del día para comprar la lotería, casi al punto de tener que entrar por debajo de la ventana, mientras que otros prefieren ser los primeros. El día del propio sorteo de Navidad, que empieza a las 9 de la mañana, tiene clientes que “quieren comprar el último décimo sea como sea”.
Carlos Resa afirma que este año, por el contrario, se está vendiendo de todo en Llodio. “Este año está siendo muy raro”, comenta. Aun así, reconoce que la gente es caprichosa cuando solicita un número. Según el lotero, es típico escoger un número que coincida con la fecha del nacimiento de un familiar.
El propietario de la administración de lotería laudioarra recuerda que una vez un señor fue a su local dos días antes del sorteo a pedirle un número que no tenía y que, con tan poco tiempo, no podía conseguir. Ese número resultó ser el segundo premio de la Lotería de Navidad. “Son casualidades de la vida”, apunta Resa.
Primeros premios
En el centro andaluz de Llodio, uno de esos números que hacen referencia a una fecha concreta tuvo la suerte de ser un primer premio de la lotería en 2016, dotado con 600.000 euros. El centro andaluz jugaba al 15784 porque el 15 de julio de 1985 fue la fecha en la que se fundó.
Carlos Resa describe el día en el que tocó el segundo premio del sorteo del Niño en Llodio, el 7 de enero de 2009, como algo increíble: “Dar 60 millones de euros en el pueblo a tanta gente fue bestial”.
Sergio Echevarría, por su parte, menciona con cariño el Gordo del sorteo de Navidad del año 1986. El lotero bilbaíno dice que fue “muy emotivo” porque se repartió de diferentes maneras, no solo en ventanilla.
Una peluquería de Particular de Indautxu compró el número premiado a Lotería Ormaechea, por lo que tocó el Gordo a todas las peluqueras y a muchas de las clientas. “La verdad es que ver a las peluqueras que están ahí peinando ese día salir con la botella de champán te emociona”, cuenta Echevarría.
Parte de esa suerte fue a caer también en el antiguo San Mamés a manos del conocido vendedor ambulante Alejandro, quien vendió parte de esa lotería en un partido del Athletic contra el FC Barcelona. El número premiado se vendió también en diversos bares del centro de la ciudad.
El heredero de la Lotería Ormaechea explica que en Bilbao el vendedor ambulante es una figura que ha desaparecido: “Quedarán tres o cuatro vendedores ambulantes de lotería”. Resa cuenta que, cuando sus padres abrieron en 1982 la administración en el barrio de Areta (Llodio), tenían una persona que vendía la lotería en el centro del municipio, pero que hoy día no es fácil dar con la persona exacta: “Tiene que ser una persona mayor, jubilada y que tenga ganas de moverse”.
Privatización de la lotería
En 2011 el Gobierno español puso en marcha un proceso de privatización de la lotería que fue posteriormente cancelado. Ante la hipótesis de que la lotería deje de ser propiedad del Estado, Resa opina que “nunca se sabe si es mejor o peor”.
Sergio Ormaechea se muestra a favor de que las administraciones de lotería pasen a ser de propiedad privada para evitar que vuelva a haber directores generales que desconozcan el producto. “La profesionalización en este caso me parece clave, porque nadie pondría en manos de una compañía eléctrica a alguien que no sepa de ese sector”, puntualiza el gerente.
Además, piensa que la competencia haría tener más atención con los clientes, y no descarta que en un momento se vaya a privatizar.
Anuncio televisivo
El anuncio de la lotería de Navidad indica que las fiestas están cerca. Carlos Resa piensa que la venta de la lotería “no tiene nada que ver” con el anuncio que se emite cada año. Según el laudioarra, la mayoría compra la lotería antes de la primera emisión del anuncio, entre septiembre y octubre. Por el contrario, calcula que hay un 20 % o un 25 % de personas que deciden comprar la lotería cuando llega la época navideña.
No obstante, Resa valora positivamente el papel que desempeña la publicidad en general y, por esa razón, crea sus propios anuncios publicitarios. Cree que es algo bonito tener un sello personal con el que diferenciarse.
Echevarría, en cambio, opina que “una buena campaña de Navidad te hace vender más que un mal anuncio”. Además, comenta que las redes sociales cumplen una labor fundamental, puesto que el anuncio, aunque no guste, dará que hablar.
Para el lotero bilbaíno, la publicidad es un mensaje muy difícil de comunicar, porque tiene que explicar la realidad: “Te puede tocar o no”.
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