Música
Entrevista
Ken Zazpi, surcando nuevos cielos
Natxo Velez| eitb.eus
Ken Zazpi publica “Phoenicoperus”, un nuevo trabajo que insufla aire fresco a su carrera. Eñaut Elorrieta nos detalla el paso adelante que el grupo ha dado de la mano del productor Ricky Falkner.
-
El grupo comenzará la gira de presentación en enero. Foto: Lander Garro.
Vivimos en un mundo en el que se premia la certeza y la duda es puesta sistemáticamente bajo sospecha: afloran más de lo que debieran, tanto en conversaciones tabernarias como en púlpitos religiosos y laicos, graníticas frases introducidas por ridículas coletillas como ?sin duda?. No importa qué se dice, sino cómo se hace. Hay que aparentar seguridad, lo que menos importa es si está sustentada sobre una base sólida o no. Dudar es tomado como un síntoma de fragilidad.
Pero la duda, la indecisión, es siempre un punto de partida que sirve para avanzar, es carburante para moverse adelante, y así lo entiende Ken Zazpi. El grupo llegó a un punto de inflexión tras publicar su disco anterior junto a la Orquesta Sinfónica de Euskadi, y dio por ?agotada? las fórmulas utilizadas anteriormente.
En esa encrucijada apoyada en el mito del ave fénix que resurge de sus cenizas, muy presente en su nuevo disco ?Phoenicoperus?, la banda ha sabido ponerse en pie, reorientar sus pasos y seguir haciendo camino, guiados en este nuevo tramo por el productor Ricky Falkner (Standstill, Love of Lesbian, Sidonie, Berri Txarrak?).
Eñaut Elorrieta, guitarrista y cantante de Ken Zazpi, nos relata cómo ha sido el proceso de creación de su nuevo disco.
Encontramos una crisis en el origen de ?Phoenicoperus?, y la imagen del ave fénix que resurge de sus cenizas es una constante en el trabajo. ¿Qué fue lo que llevo al grupo a ese punto, y, sobre todo, qué fue lo que os puso en el camino correcto para acometer todo lo que supone un nuevo disco?
Creo que lo que me preguntas tiene su base en el proceso que nos llevó a dar con el concepto de ?Phoenicoperus?. El disco grabado junto a la Orquesta llevó al grupo a un punto de inflexión: sentíamos que las fórmulas utilizadas anteriormente se nos estaban agotando, y Ken Zazpi siempre ha tenido vocación de avanzar, afán por buscar nuevos retos.
Cuando nos encontrábamos en el momento de decidir por dónde tirar y cómo hacerlo, oímos la siguiente historia: Existe una especie de águila que vive unos 10-13 años y a la que, en un momento dado, le es imposible volar debido a que su plumaje lo lastra; además, también se le gasta el pico, de manera que no puede cazar.
Casi todos los miembros de esa especie de ave mueren al llegar a ese punto, pero hay algunos que vuelve al nido, se arrancan las plumas con su propio pico por muy doloroso que eso sea y golpean sus picos contra las rocas hasta deshacerse de ellos. Pues bien, a los ejemplares que hacen esto les nacen nuevos picos y plumas, y nos parecía que simbólicamente nos había llegado la hora de deshacernos de nuestros picos y plumas.
Por otro lado, los miembros de Ken Zazpi ya llevamos 20 años juntos y continuamos los mismos que cuando empezamos. Eso no se logra sin pasar por diferentes encrucijadas, sin vivir altibajos. Las crisis, este tipo de situaciones, pueden hacer que una relación se vaya al traste, pero también pueden pulirla y aliviarla, y me parece que son necesarias para evolucionar. A través de este disco, nosotros hemos conseguido avanzar con ilusiones renovadas.
Todo esto tiene relación con el grupo, con las relaciones personales, pero creemos que el mito griego del ave que resurge también se puede llevar al ámbito social y político, pues vemos que nuestro pueblo también está inmerso en un punto de inflexión, en un periodo de profundos cambios.
Podemos decir que comenzamos a agitar nuestras una vez vimos esa vía, esa luz, después de no tener claro qué estética musical queríamos aplicar y o qué mensaje queríamos trasladar.
Por tanto, en este disco se adivinan cambios más profundos que los que un nuevo disco suele introducir de por sí. Hay algo más?
Sí. Desde el punto de vista musical, creemos que una de las claves para la creación reside en mantenerse alejado de terrenos que te sean cómodos. Lo que nos lleva a creer honestamente en lo que hacemos es inmiscuirnos en terrenos desconocidos, desaprender. Queríamos romper con fórmulas anteriores que ya hemos dado por agotadas.
Cuando consigues desprenderte de la comodidad, surgen momentos de verdadero vértigo. Aún así, creo que es muy interesante para la creación, para que un grupo permanezca vivo y para poder presentar un disco como este con autenticidad.
Foto: Lander Garro
Tras dar con el concepto adecuado, ¿cómo fue la fase de composición?
Normalmente, Beñat Serna (guitarrista) y yo somos quienes llevamos el peso principal a la hora de comenzar a componer la música, y luego, para las letras, suelo apoyarme más en Jon Mikel Arronategi. Más tarde, claro está, existe un trabajo colectivo.
En este caso, ha habido un gran cambio en el propio proceso. El productor del disco, Ricky Falkner, comenzó su trabajo una vez llegamos al estudio, y no antes. Por lo tanto, teníamos que ir al estudio con las canciones bien ensayadas, pero, al mismo tiempo, con una actitud abierta de cara a introducir y aceptar cambios durante la propia grabación.
Siempre hemos llevado todo muy trabajado, pero esta vez era mejor no tomar demasiado cariño a todos los arreglos que habíamos preparado previamente?
Esta forma de trabajar nos ha dado resultados diferentes.
¿Por qué elegisteis a Ricky Falkner para que os produjera un disco que afrontáis como un hito en vuestra carrera?
Teníamos muy claro que queríamos alejarnos de nuestros habituales recursos ligados al britpop. Queríamos crear dinámicas más sutiles y dar más importancia a los detalles para conseguir un resultado más experimental, arriesgado, fresco e, incluso, más sucio? Y necesitábamos a alguien que nos guiara en ese proceso.
Habiendo escuchado los anteriores trabajos de Ricky, podíamos intuir que era alguien fajado en esos caminos, pero, claro: se trataba de una intuición. Hasta que no conoces a alguien no puedes saber si funcionará realmente.
Quedamos con él en Barcelona, y nos convención enseguida. Y creo que ha sido un acierto: al final, en casos como estos necesitas un acompañante, alguien en quien te puedas abandonar.
A veces, un productor te lanza a un precipicio en una canción, te empuja a territorios desconocidos, a hacer cosas que tú no te atreverías a hacer, pero hace que te sientas seguro al contar al lado con una persona con un criterio cualificado. Además, luego igual te das cuenta de que ese precipicio ni siquiera existía, pero es necesario un catalizador, alguien que te ayude a acelerar los cambios que quieres experimentar en tu interior.
Además, nos ha hecho sentir muy cómodos el hecho de que Ricky sea músico y cantante; toca el bajo, la batería? Nos parecía que sabría acercarse a cada uno de nosotros, facilitarnos el camino. Ha ejercido un doble trabajo, el de productor música y el de psicólogo.
Centrándonos en los sonidos del disco, a pesar de que el mercado viva enfocado al single, a la canción, vosotros habéis realizado un esfuerzo por dotar de sentido al disco como unidad. Hay sonidos de sintetizador y teclado muy definidos que inundan todo el trabajo, habéis intercalado un interludio y un epílogo instrumental, muchas de las letras comparten contexto?
Sí, yo creo que es quizás nuestro disco más homogéneo, y es cierto que los sintetizadores han cobrado peso: queríamos que tuvieran un eco ochentero?
Hemos dotado a cada canción de su propio y camino, y hemos profundizado en la búsqueda de nuestro sonido, alejándonos de nuestras referencias más frecuentes.
Por otra parte, a través de los pasajes instrumentales queríamos dar rienda suelta a la experimentación, y reforzar el concepto teórico del disco (phoenicoperus, la vida y la muerte).
Hemos tratado de ser más libres y espontáneos.
Además, en ?Phoenicoperus? las canciones son menos inmediatas, tienen más matices, más capas. En la producción habéis apostado por la profundidad y por dar relevancia a elementos menores.
Hemos tratado de ser más ?losers?, menos efectistas, a la hora de estructurar y arreglar las canciones. Hemos construido dinámicas internas más sutiles y hemos dado más importancia a los detalles para conseguirlo. Para llegar a los clímax, nos hemos servido de pasajes repetitivos.
En todo este camino creativo, suele haber dificultades, ya que muchas veces no sabes si estás aportando algo a las canciones, las estás expandiendo, o si, por el contrario, las estás limitando. Pues bien, en ese aspecto fue muy interesante la óptica de Ricky. Al no haber trabajado con él antes de entrar en el estudio, estaba muy fresco a la hora de oír las canciones, y esto lo permitía ser mucho más objetivo en el momento de proponer algo o detectar qué era lo que trababa una canción, por ejemplo.
Cuando ya has escuchado una canción cientos de veces, cuando has participado en su creación, se hace muy complicado tener esa perspectiva, saber qué pasajes hay que potenciar o a cuál hay que darle menor importancia.
Oihu-loreak
Para escribir las letras, habéis reclamado la ayuda de Harkaitz Cano, Jon Maia, Unai Iturriaga, Uxue Alberdi, Amets Arzallus, Joseba Sarrionandia, Lander Garro y Jon Mikel Arronategi. ¿Por qué habéis acudido a ellos? ¿Cómo habéis trabajado?
Cano, Iturriaga, Lander Garro y Arzallus son nuevos en las letras de Ken Zazpi, y esto ha sido algo que hemos buscado porque queríamos que las letras también reflejaran esos nuevos aires. Sarrionandia, por su parte, siempre nos ha acompañado, y es un escritor que nos inspira muchísimo.
Explicamos muy bien el concepto del disco y en qué momento nos encontrábamos como grupo a todos los escritores que han participado, para que lo tuvieran en cuenta a la hora de escribir. Respecto a la metodología, les hemos mandado las canciones terminadas y las melodías ya compuestas, pero no cerradas del todo. De esta manera, cantábamos los textos escritos por ellos, los amoldábamos y se los devolvíamos de nuevo, de cara a adaptarlos perfectamente. Ha sido una labor conjunta.
En lo referente a los temas tratados, hay canciones que están más explícitamente ligadas con el concepto del disco, pero la escrita por Amets Arzallus, por ejemplo, aborda el tema de la inmigración y los refugiados, y la de Sarrionandia es una canción contra la Ley Mordaza.
Al final, en el disco se reflejan todas las fuerzas que nos han empujado a componerlo, pero también acontecimientos sociales y políticos.
¿Qué planes tenéis de cara a las presentaciones en vivo?
Comenzaremos a presentar en disco en enero. En la primer parte de la gira, haremos conciertos en teatros y salas.
En 2013 comenzaste tu carrera en solitario con el disco ?Deserriko kantak?. ¿Cómo ha influido aquella experiencia a la hora de afrontar un nuevo disco con Ken Zazpi? ¿Te es fácil separar una y otra vertiente?
No es tan fácil. Me llevé todo lo aprendido con Ken Zazpi a mi carrera en solitario, y esta ha tenido influencia sobre mí, me ha cambiado. Van cambiado los puntos de vista, las formas? y eso influye en todo lo que haces. Son dos vertientes que se retroalimentan.
Es cierto que, en un momento dado, Ken Zazpi no satisfacía todas mis inquietudes musicales, y comencé mi camino en solitario. Este me ha aportado otro tipo de experiencias, y todo lo que aprendí entonces está presente de una manera u otra en Ken Zazpi.
También es verdad que al principio me costó encontrar de nuevo mi sitio en Ken Zazpi, y tuve que experimentar un proceso de cara a reubicarme y volver a ilusionarme dentro de un proyecto colectivo.
Pero creo que siempre es bueno vivir este tipo de situaciones, adentrarte en el túnel y ver la luz. Mi proyecto en solitario me fortaleció, y todo lo vivido en Ken Zazpi, con Ricky? lo llevo en la mochila, y seguro que finalmente lo aplicaré en mi próximo proyecto en solitario, ya que tengo intención de retomarlo.
Estamos a las puertas de la Feria de Durango, un momento adecuado para la reflexión. ¿Cómo valoras la situación de la música vasca, tanto en su vertiente creativa como en la industrial, la relativa al mercado?
Estoy un poco preocupado, pero no tanto por la creatividad, ya que existe un panorama muy variado en el que, te gusten o no, se crean muchísimas cosas. Lo que me preocupa es que me parece que no existe una estrategia cultura como pueblo a medio y largo plazo.
El ámbito que mejor conozco es el de la música, y diría que allí cada uno va a la suya, a sobrevivir. Debemos hacer autocrítica para defender lo nuestro y ejercer presión como colectivo, pero no es menos cierto que ha de haber una exigencia de cara a las instituciones y los partidos políticos.
No conozco ningún partido político de ninguna sensibilidad que plantee una estrategia cultural. Pienso que el nivel de un pueblo se puede medir basándose en la importancia que le da a su cultura, y, en ese sentido, no vivimos en un pueblo muy sano. Nuestro pueblo no cuida estructuralmente a sus artistas como debiera.
Pienso en cómo están los creadores de una generación anterior a la mía, y veo que la música ha estado muy presente en todo tipo de iniciativas populares, todas ellas tenían su canción? Pero hoy en día veo que algunos músicos de las décadas de los 70 y los 80 viven bajo mínimos. Quizás, cuando alguno de ellos fallezca, el lehendakari vaya a su entierro, pero, mientras tanto, muy poca gente se preocupa por su situación.
Y lo que más me preocupa es saber si de verdad existe esa inquietud musical en los ciudadanos; no ya a nivel institucional, sino en el pueblo. A veces dudo de que exista.
Yo me siento muy arropado tanto con Ken Zazpi como en mi proyecto en solitario: viene gente a los conciertos, los discos se mueven bien? En ese sentido, soy un privilegiado, pero me preocupan ese tipo de cosas. Existen señales para alarmarse.
La propia Feria de Durango se ha convertido en imprescindible, la dependencia es tremenda. Es una iniciativa muy interesante, pero, a veces, se convierte en el único asidero que le queda al creador; me parce muy sintomático, y refleja, de alguna manera, una debilidad.
Para terminar, te voy a proponer un test. Elige?
Un grupo o músico vasco: Mikel Laboa
Un grupo o músico extranjero: Bon Iver
Un disco imprescindible: ?Lekeitioak? de Mikel Laboa
Un escritor: Joseba Sarrionandia
Un libro: Kartzelako Poemak, de Sarrionandia
Un cantante: Leonard Cohen
Un guitarrista: Paco de Lucia
Un bajista: Colin Greenwood (Radiohead)
Un batería: Stewart Copeland
Un concierto como espectador: Estuve en el primer concierto de la gira de despedida de Oskorri y fue muy emocionante, ya que se trata de una de las bandas sonoras de mi juventud.