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Durangoko Azoka

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Entrevista

Nakar: "La rabia es un motor, pero detrás está el amor"

Natxo Velez | EITB Media

El cuarteto donostiarra presenta en Durangoko Azoka el EP "Epelkeriaren kontra", publicado este verano. Contiene seis canciones con letras profundamente entroncadas con su tiempo, oscuros sonidos electrónicos postpunk y algunos estribillos resplandecientes.

  • Nakar

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Euskaraz irakurri: Nakar: "Amorrua motore bat da, baina atzean dagoena maitasuna da"

Nakar se mueve a toda velocidad, huyendo de la desafección y la frialdad al mismo tiempo que reivindica con tanta firmeza como delicadeza, a través de oscura y enérgica electrónica y luminosos estribillos, la ternura y "el mundo que guardan en sus corazones". En dos años, el cuarteto formado por Jone Laspiur (voces), Xalba Ramirez (programación, samplers, sintes y voces), Jokin Azpiazu (programación, samplers, sintes y voces) y Andoni Olaetxea (guitarras y voces) ha publicado un disco, un single y un EP.

Presentan en Durangoko Azoka Epelkeriaren kontra (Balio Dute, 2024), un disco de seis canciones comprometido con los vaivenes de su tiempo, que rezuma voluntad de disrupción y en el que coexisten la propulsión de unas intensas y presurosas bases electrónicas y la placidez de cuidadas melodías vocales.

Hemos hablado con Jokin Azpiazu, miembro de Nakar, sobre este trabajo y muchas otras cosas.

El disco Lore ta laban, el EP Epelkeriaren kontra y el single "Epikuro, mindfullness, speed" en dos años; no paráis. ¿Qué os empuja a componer?

Pues hemos compuesto de maneras totalmente diferentes.

A veces, alguien tiene una melodía en la cabeza, otras veces un beat y otras una letra o un concepto; estamos abiertos a diferentes modos de trabajar, sobre todo porque no hemos planificado nada y la mayoría de las cosas nos han llegado de improvisto o a través de algún impulso.

"Epikuro, mindfullness, speed", la canción para el recopilatorio de Katakrak, por ejemplo, la hicimos muy rápido. Desde allí nos dijeron que teníamos que elegir un libro y componerla, pero teníamos un plazo de 10 días. Y así fue como la hicimos, a todo correr.

Más allá del contenido de la obra, ¿creéis que derivar el tiempo libre, que tanto nos cuesta sacar, a la creación es una actividad política o se trata, por el contrario, de un ejercicio de hedonismo o alivio personal? ¿Cuánto tiene de uno y de otro?

Empleamos el tiempo en hacer música porque es lo que nos gusta. Existen muchas formas de utilizar eso que llamamos tiempo libre, y algunas de ellas nos parecen más alienantes que otras.

Siempre está bien pasar ese tiempo con amigas y amigos, con la gente de tu alrededor, y hacer entre todas y todos cosas que no caigan solo en el saco del consumo. En ese sentido, puede ser político, quizás lo sea. Mejor haciendo música que viendo fútbol.

Pero la política no se hace con canciones. La irá mejor a quien quiera transformar su alrededor e influir políticamente si se organiza en su barrio, si se une a otras personas y si piensa en una estrategia adecuada para conseguir sus objetivos. De lo contrario, el capitalismo recupera rápidamente esa iniciativa política.

Por lo tanto, la pregunta no es qué es político y qué no lo es. Últimamente se ha alentado tanto esa idea de que esto o lo otro es político, que nos hemos olvidado de reflexionar sobre qué es eficaz, qué es lo que genera cambios, qué es útil para atraer a la gente a las luchas.

Hacer canciones no para los desahucios, no mejora las condiciones de trabajo ni ayuda a mejorar las medidas contra la violencia machista. Si lo que hacemos puede ayudar en algo de esto, pues ni tan mal. Pero, por desgracia, el grueso del trabajo no está ahí. Si no, sería bastante fácil conseguir trasformar las cosas. 

Mark Fisher dice en su libro Los fantasmas de mi vida que "si las canciones dejaran de ser entretenimiento, podrían ser cualquier cosa". ¿Qué son las canciones para Nakar? ¿Son consecuencia o germen de qué cosas?

Será muy tópico, pero diría que las canciones son huellas de algo que ocurre en un momento determinado… La gente dice que son "una foto", pero no creo que sea totalmente así.

Cuando vuelves a mirar una fotografía, la puedes ver diferente, pero la foto en sí misma no cambia. Con las canciones no ocurre lo mismo, porque a la canción le pasan cosas diferentes cada vez que la tocas, también hay sorpresas en un estilo como el nuestro, donde muchas cosas están pregrabadas y son disparadas; por un lado, porque tocamos y manipulamos muchos instrumentos en directo, pero, por otro lado, porque también ocurren errores. Una vez perdimos un sonido que era la parte central de una canción, y ese tema nunca ha recuperado su sonido original, porque no hemos sido capaces de recuperar ese sonido. Eso abre nuevas posibilidades para la canción. Todo esto desde nuestro punto de vista, respecto a nuestra relación con la canción.

Pero como oyente, nos pasa lo mismo con las canciones de otras y otros: las canciones reaccionan con tu estado y tu contexto en cada momento, por lo que supongo que a la gente le ocurrirá los mismo con nuestras canciones.

Estoy de acuerdo con Mark Fisher: la experiencia debe alejarse tanto como sea posible del punto de vista del entretenimiento y del consumo, si se quiere que la canción amplie su potencial. Por ejemplo, ir a un concierto con la intención de escuchar lo mismo que se oye en el disco puede estar muy bien desde el punto de vista del entretenimiento, pero, en esa situación, la canción no tiene espacio para transformarse, simplemente se reproduce.

Al contrario que la música de guitarras, la electrónica es infinita como recurso. ¿Os ponéis algún límite estilístico o sónico a la hora de componer? ¿Cuál o cuáles son?

Bueno, yo diría que también la música de guitarras es infinita. Piensa cuántas cosas hace con una guitarra un experimentalista como Oren Ambarchi o, en nuestro ámbito Joseba Irazoki, o St Vincent, a cuántos territorios lleva todavía la música pop basándose en las guitarras. Es un instrumento increíble.  

Pero sí, la electrónica ofrece muchas posibilidades, tanto los samplers como instrumento, como los sintetizadores. Los límites suelen ser estéticos: si nos suena bien al oído, vamos adelante con ello.

En el nuevo disco clamáis contra la desafección, concretamente en la primera canción, contra el "quédiránismo", las y los "emocionistas" armados de punteos y ukeleles y "el punk rock asmiliado". Más allá del sarcasmo, ¿qué creéis que mediatiza la propuesta de estas creadoras y estos creadores? ¿Tiene un mercado tan distrófico como el vasco poder para asimilar a estas y estos artistas?

El grupo punk Gaitz cantaba que a veces no hay nada tan poco punk como el punk. Las tendencias conservadoras, ese deseo por repetir lo anterior, se pueden establecer en cualquier estilo musical. Es alucinante que muchas personas jóvenes se sepan canciones de La Polla pero no conozcan a Tatxers o Perlata.    

El mercado y nuestro sistema cultural están alimentando desde hace mucho tiempo una especie de nostalgia en torno a los viejos tiempos que nos parece bastante aburrida. Resultaría mucho más interesante una nostalgia orientada al futuro; nosotras y nosotros la sentimos muy a menudo. Es decir, lo importante sobre el pasado es que en ciertos momentos se abrieron algunas puertas, que hubo ocasiones de cambiar algunas cosas. Y si volvemos a esos momentos, debe ser para mirar hacia el futuro, no para vivir en una especie de pasado narcótico.  

El mercado vasco es pequeño y disfuncional, y precisamente eso puede tener ese efecto. Por ejemplo, si una discográfica saca al año 5 discos en lugar de 30, se pensará muy bien cuáles son esos 5 y cómo apostar por los que puedan cosechar un mayor éxito comercial. Y entonces, entre sacar el disco de un grupo desconocido o reeditar un doble vinilo de un grupo de hace 40 años, escogerá la segunda opción.  

Afortunadamente, existen muchos proyectos que no tienen tanta dependencia del éxito comercial, y para estos es más fácil arriesgar.

Formáis parte, junto a once grupos más, del colectivo Balio Dute. ¿Qué une a todos estos grupos y cuáles son las líneas maestras del colectivo?

El colectivo aspira a ser una experiencia cooperativa y una ocasión de poner en tela de juicio algunas reglas del mercado.

No nos unen una estética o un estilo, porque existen muchos diferentes en Balio Dute, pero sí nos unen una forma de hacer las cosas, una voluntad de ayudarnos mutuamente y, en gran medida, la cercanía geográfica, porque estar cerca nos ayuda mucho a trabajar juntas y juntos.

A partir de ahí, nos ayudamos mutuamente a publicar y distribuir los discos. Organizamos cada año el festival Kutixik y el ciclo Kuxidadek con conciertos de formato normal (Kutixik es bastante grande).

Pero se trata de un proyecto dinámico, que depende de las nuestras fuerzas; por tanto, no podemos saber hacia dónde irá en los próximos meses o años.

Moviéndonos en torno a Durangoko Azoka, aprovechemos que el encuentro sirve para hacer una fotografía del sector para saber qué perspectiva tenéis sobre la música vasca, en su dimensión creativa e industrial.

Creemos que el panorama musical vasco no es un sector como lo son la maquina herramienta o el privatizado servicio de cuidados de personas mayores. Por tanto, existen algunos agentes e iniciativas muy importantes para el actual panorama musical vasco que no estarán en Durango. Por ejemplo, faltan personas, asambleas y colectivos que organizan conciertos a lo largo de nuestra geografía, y son esos y esas quienes mueven, en gran medida, la escena musical.  

De todas formas, es cierto que en la foto que nos ofrece Durango hay muchas pistas. Por ejemplo, que los grupos apuesten por tener estands individuales en la feria nos muestra hasta qué punto ha dejado la filosofía "hazlo tú mismo" de ser una opción transformadora para convertirse en una forma de asegurarse la supervivencia ante una industria cada vez más individualizada. En ese sentido, el panorama resulta, muchas veces, triste.

A pesar de eso, resulta estimulante ver que todavía hay algunos sellos e iniciativas cooperativas que aguantan. O que una iniciativa como Musikazuzenean presente en Durangoko Azoka más novedades que cualquier discográfica; es significativo. También está muy bien saber que sigue viva la feria alternativa que organizan DDT, Katakrak y otras.  

…Y mientras, seguís reivindicando la ternura radical, a pesar de todo…

Bueno, se puede decir que esa idea siempre ha estado presente en movimientos, pensadoras y prensadores revolucionarios. Quien apuesta por una transformación radical del mundo debe tener presente indefectiblemente que todo eso lo hacemos por amor, porque amamos a quien está a nuestro lado, la posibilidad de organizar de otra forma nuestro entrono y nuestra vida.

No se trata de una declaración del estilo "paz y amor"; queríamos simplemente recordad que, a pesar de que el estado de las cosas genere mucha rabia, la rabia es un motor pero lo que hay detrás es amor. Muchas de estas ideas se pueden adivinar, por ejemplo, en el pensamiento anarquista del siglo XX, que nos resulta bastante referencial.

Hoy en día, la ternura radical toma muchos otros significados, y hace referencia (sobre todo) a las críticas y reivindicaciones en torno a la formas de relacionarnos que hemos recibido desde los pensamientos y prácticas feministas

Reivindicamos el cuidado mutuo y el amor, y lo hacemos de manera radical, es decir cuestionando esas relaciones desde la raíz, si es preciso. Eso no cambia el mundo, pero, mientras trabajamos para cambiar el mundo, no tenemos por qué dejar de lado ese principio sobre la ternura. De la misma manera, mantener ese principio de ternura no supone abandonar la rabia y el odio.  

¿Cómo es "ese nuevo mundo que tenéis en el corazón" ("MBBDB"), al menos en lo que respecta a la creación?

Tenemos diferentes ideas sobre eso. Diría que estamos de acuerdo en que ese nuevo mundo debe basarse en un sistema que tenga por objetivo la igualdad. Llámalo socialismo, comunismo o anarquismo, y se trata de matices importantes, claro, pero, de momento, digamos que queremos un nuevo mundo en el que la dignidad y la vida de las personas esté separada de la producción del capital, basado en la cooperación y que aspire a desmontar las estructuras culturales dominantes hasta hoy.

En ese contexto, no es complicado imaginar qué lugar tendría eso llamado "creación", ¿verdad? Debería pasar de ser una actividad lucrativa vinculada al tiempo libre y el privilegio de unos pocos a ser otra cosa, mucho más ligada con ser un motor para la transformación y el bienestar de todas y todos.

¿Qué disco o libro le recomendaríais a quien os pida consejo en Durango?

Mejor que quien vaya a Durango haga antes su lista, porque si no se va a volver loca o loco. En la línea de lo que te he comentado antes, le recomendaría darse una vuelta también por la feria alternativa y buscar en Landako el puesto de Musikazuzenean, que vende un montón de discos de grupos pequeños y autogestionados. Puestos como el nuestro, el de Balio Dute, y, por ejemplo, el de Mukuru.

Y si lo que busca son libros, que busque en los catálogos de editoriales pequeñas (casi todas), en Katakrak hay ensayos interesantes y en Susa se puede encontrar en ensayo sobre festivales musicales escrito por Jon Urzelai, que ha sido premiado con el premio Euskadi…

Y paciencia, amigas y amigos: en todos los pueblos tenemos librerías públicas donde tomar en préstamos libros y discos. La cultura viva no se alimenta solo de compras :)