Durangoko Azoka
Entrevista
Harkaitz Cano: "Como Laboa es inabarcable, hemos intentado capturar su espíritu"
Natxo Velez | EITB Media
Unai Iturriaga, Harkaitz Cano y Joseba Larratxe publican el álbum ilustrado "Ni ez naiz Mikel Laboa", un elegante, poético y cautivador trabajo "pensado a tres bandas y dibujado por dos manos".
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"Ni ez naiz Mikel Laboa" (Elkar, 2022)
Euskaraz irakurri: Harkaitz Cano: "Laboa harrapaezina denez, haren izpirituari heltzen saiatu gara"
¿Cómo resumir en un cómic a Mikel Laboa, cuando fue el creador de un universo completo? ¿De qué manera se puede encerrar y condensar en papel la vida y la influencia de alguien que expandió un idioma, la propia música y la mente de sus oyentes? Es imposible, claro, y por eso en Ni ez naiz Mikel Laboa (Elkar, 2022) los guionistas Unai Iturriaga y Harkaitz Cano y el dibujante Joseba Larratxe han escapado de la norma, tal y como corresponde al heterodoxo Mikel Laboa.
La terna entrega un cómic profundamente laboano: osado, lírico, lúdico, emocionante, simbólico y desprovisto de épica, lejano cualquier tipo de hagiografía, pero pleno de conocimiento y guiños a la vida del músico donostiarra y su entorno.
Hemos hablado con Harkaitz Cano para conocer qué es y qué no es Ni ez naiz Mikel Laboa.
¿Cuál es el origen de Ni ez naiz Mikel Laboa? ¿Qué queríais hacer y, como reza el título, qué no queríais hacer?
Unai Iturriaga recibió el encargo de la Cátedra Mikel Laboa (Universidad del País Vasco), y fue él quien se puso en contacto conmigo y con Joseba.
Con Laboa pasa como con la magdalena de Proust: cada uno tiene el suyo propio, y sus canciones nos trasladan a concretos y profundos lugares, normalmente a espacios simbólicos y recuerdos emocionantes.
Como Laboa es inabarcable en su conjunto, decidimos intentar capturar su espíritu y, concretamente, su lado más divertido por un lado y el más experimental por el otro. E, inevitablemente, allá donde haya humor juguetón y experimentalismo, también habrá riesgo.
¿Qué es lo que no queríamos? Una biografía usual o una crónica cronológica, entre otras cosas porque eso ya lo hizo de una manera inmejorable Mari Sol Bastida en su libro autobiográfico de memorias.
Como bien se recoge en la espectacular escena ambientada en el estudio de Zumeta, existe "un sinfín de Laboas": hemos oído miles de historias sobre el y su obra musical es extremadamente abierta, carece de rigidez alguna.
Por un lado, hemos querido convertir en imágenes sus canciones: potencial para la catarsis, crónica de un tiempo, apología de la sencilles, surrealismo, su instinto para transcender las lenguas y los géneros… Sus canciones tienen muchas aristas.
Esa apertura que comentas es el rasgo más definitorio de Laboa, y hoy en día permanece más vivo que nunca. Por hablar del caso más conocido, "Txoria txori"; se puede cantar la misma canción a modo de nana, en una juerga, en un funeral o en un estadio…
Diría que hemos aboradado la vertiente más jugetona de Laboa porque es la que mejor funciona en el cómic. Por eso la historia comienza en clave de western. Y, paradójicamente y casi sin querer, sus canciones y su recorrido nos han conducido hacia los ejes de su biografía.
'Ni ez naiz Mikel Laboa' (Elkar, 2022)
Se trata de un cómic muy laboano sobre Laboa. ¿Qué rasgos estéticos y estilísticos comparten, desde vuestro punto vista, la obra de Mikel Laboa y Ni ez naiz Mikel Laboa?
Por un lado, hemos intentado exprimir al máximo las posibilidades propias del cómic: los propios colores que ha escogido Joseba, que por otro lado encajan muy bien con la paleta de Zumeta, cuentan por sí solos una historia.
Ha creado tres o cuatro Laboas de edades diferentes, que se mueve entre Tintín y Don Quijote, por explicarlo de alguna manera.
Diría que el cómic tiene diferentes capas: si hay alguien que no sepa nada sobre Laboa, el cómic le ofrecerá algunos asideros a los que agarrarse, y quien tenga un mayor conocimiento sobre su tiempo y su contexto encontrará algunos agradables guiños con los que disfrutar.
¿Cómo ha sido el proceso de creación a seis manos?
El cómic ha sido pensado a tres bandas y dibujado con dos manos. Para empezar, quedamos en Lekeitio –¿dónde, si no?– y establecimos una hoja de ruta. Y, como dice Unai, el primer paso en esa hoja de ruta fue romper la brújula.
Consensuamos los fragmentos imprescindibles, y repartimos el trabajo.
De todas formas, en la medida en la que avanzaba el dibujo, Joseba se ha convertido en guionista, ya que, al haberse alargado el proyecto bastante en el tiempo, hemos podido poner el material en común y revisarlo con mimo.
La verdad es que hay algunos pasajes que ya no sé quién los escribió… Ha sido un trabajo llevado a cabo verdaderamente en común.
Más allá de Laboa, habéis creado una historia sobre un tiempo y un grupo social. Están muy presentes la familia y los creadores contemporáneos.
Siempre se representa al artista como alguien solitario e iluminado, y no estamos totalmente de acuerdo con eso. Laboa fue Laboa porque el ansia de la gente a su alrededor era la que era, porque hubo un ímprobo trabajo colectivo entre diferentes disciplinas y se consiguió una conexión casi chamánica con el público a través de Ez Dok Amairu, y también porque tuvo a su alrededor complices y amigos indispensables como es el caso de la propia Mari Sol Bastida o Zumeta, que tantas portadas y carteles le hiciera.
Por ese lado, se trata también de un homenaje a toda una generación, y el libro está salpicado de destellos de muchos artistas.
'Ni ez naiz Mikel Laboa' (Elkar, 2022)
Mari Sol Bastida y Mikel Laboa viajaron mucho en un tiempo en que viajar no era tan común, Mikel vivió y se formó en Barcelona… Allí, además de descubrir un modelo de canción exportable a Euskal Herria, también trabajó como terapeuta infantil y neuropsiquiatra, y eso dejó huella tanto en su vida como en su obra. En el cómic también hay pequeñas muestras de todo esto.
En las páginas 38 y 39 un públco compuesto por una multitud de rostros conocidos aparece expectante, a la espera de que Laboa cante. ¿Qué público, qué caras, habéis imaginado al otro lado del papel, a la hora de escribir y dibujar?
Estas páginas cumplen otra función, aparte de ser un divertido ejercicio de "¿Dónde está Wally?" y "¿Quién es quién?": representan el pánico escénico, ya que quien se sube al escenario siente que el mundo entero le mira, que está frente a quienes lo quieren, pero que también le observan de alguna manera sus difuntos y aquellos a los que admira, y que está en deuda con todos ellos y todas ellas.
¿Qué disco o canción de Mikel Laboa recomendarías al o la lectora de Ni ez naiz Mikel Laboa o quien, inducido por el libro, quiera profundizar en su obra?
No me atrevo a escoger solo uno, al final del cómico hemos puesto una "banda sonora", y podría acompañarle cualquiera de esas canciones.
Además, no son todas de Laboa; también hay canciones de Guillermina Motta y Francesc Pi de la Serra, por ejemplo, y también está Atahualpa Yupanqui. El cómico comienza con una letra de este último.