Durangoko Azoka
Ensayo
Kike Amonarriz presenta sus obsesiones e ilusiones en torno al euskera
Natxo Velez | eitb.eus
El sociolingüista, presentador de televisión y presidente de la asociación Euskaltzaleen Topagunea presenta en la Feria de Durango un ensayo que recopila sus vivencias y reflexiones.
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Xabier Mendiguren, editor de Elkar, y Kike Amonarriz, autor del ensayo
Euskaraz irakurri: 'Euskararen bidegurutzetik', Kike Amonarrizen obsesio eta ilusioen bilduma
Kike Amonarriz (Tolosa, 1961) cree que el euskera está frente a una encrucijada que se bifurca entre la normalización o la marginación, y que solo el nivel de uso del idioma hará que durante los próximos años nos inclinemos hacia uno de los dos senderos que se vislumbran en el horizonte. En torno al nivel de conocimiento queda, en general, poco que avanzar, según Amonarriz, por lo que el futuro del euskera lo marcará el uso que de él hagan quienes lo conocen.
Esa tesis es el punto de partida del ensayo “Euskararen bidegurutzetik” (Elkar, 2019), obra que ha permitido a Amonarriz presentar “de una forma coherente” charlas ofrecidas y artículos escritos durante los últimos años.
Hoy, Kike Amonarriz ha presentado esta obra, “sustanciosa pero fácil de leer para cualquiera que, sin tener por qué estar especializado, tenga un mínimo interés por el euskera”, en el espacio Ahotsenea de la Feria de Durango, acompañado del editor de Elkar, Xabier Mendiguren.
Amonarriz ha explicado que, tal y como muestra la portada obra del fotógrafo Ekaitz Zilarmendi, la comunidad euskaldun está parada (“estamos en una especie de impass, como decidiendo hacia dónde movernos y cómo hacerlo”, ha explicado Amonarriz), en un entorno urbano (“el futuro está en las calles, y no en el monte”), bajo un cielo con nubes y claros pero un horizonte despejado.
Amonarriz ha compartido, en este trabajo editado por Elkar, las “obsesiones e ilusiones” con las que ha convivido durante los últimos años en doce capítulos, en los que caben el lugar del euskera en el mundo (“cuando desaparece el mito de nuestra pequeñez, tomamos una posición más adecuada ante el idioma”), el cambio de paradigma (“no es lo mismo reflexionar sobre la pérdida del idioma que hacerlo sobre su capacidad de supervivencia”), notas autobiográficas (“cada uno tiene su propia historia sociolingüística, y las próximas generaciones deben conocerla para comprendernos mejor”)…
En 364 páginas salpicadas de humor, Amonarriz presenta los retos a los que se enfrenta el euskera (mejor dicho, los euskaldunes) y hace un llamamiento pausado y pleno de datos a la acción a través de este ensayo.
Ojalá no tengamos que acordarnos cuando ya sea demasiado tarde para retroceder de aquella encrucijada en la que elegimos el camino equivocado.