Zinemaldia 2024
Estreno
'Igelak': ¿es posible empezar desde cero?
Natxo Velez | eitb.eus
El director Patxo Telleria presenta hoy en el Festival de San Sebastián la comedia “Igelak”, una historia de redención ambientada en el drama de los desahucios que llegará a los cines en diciembre.
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Miren Gaztañaga y Gorka Otxoa, protagonistas de "Igelak"
Euskaraz irakurri: 'Igelak': has daiteke zerotik?
“Igelak”, largometraje de ficción del director bilbaíno Patxo Telleria rodado en euskera, se presenta ante el espectador con un ambiente postapocalíptico y al son de una versión en clave de jazz de la canción “Izarren hautsa”, y es que precisamente un fragmento de la canción compuesta por Xabier Lete sirve para ver por dónde van los tiros en el trabajo de Telleria, en el que la música tiene reservado un papel muy importante: “Sortu ahal dugu gure aukera?”, reza la letra, “¿podemos crear nuestra oportunidad?”.
No obstante, en la película, que cuenta con la participación de ETB, el tema de los desahucios y esta estafa vendida bajo el nombre de “crisis” solo actúa como telón de fondo, como contexto, y no se escarba demasiado en las causas y consecuencias del expolio. Como corresponde a un film de entretenimiento –Telleria la ha definido como una película para que el espectador disfrute-, enseguida los vericuetos del guion se centran en la historia de la redención (o no) y los enredos vividos por el protagonista (Gorka Otxoa), que vive en sus carnes el duro tránsito de verdugo a víctima de un sistema que él ha ayudado a alimentar desde su trabajo en un banco.
La música, junto al humor, juega un papel capital en la película, que responde a una estructura de musical; no en vano, desfilan por la pantalla Ainhoa Arteta; Gatibu, que han creado la banda sonora del film; Natxo de Felipe; Francis, de Doctor Deseo; Gose; Gari; Iñaki Salvador; y Oreka TX, entre otros, y la actriz Miren Gaztañaga también canta en varios momentos.
“Igelak” plantea ciertas preguntas, como si es posible la redención o si, por el contrario, la presa y el cazador juegan para siempre invariablemente su papel en la vida, además de mostrarnos que, incluso después de la más inacabable sequía, la lluvia acaba por llegar.