Cine
''Dardara''
"'Dardara' se centra en las emociones que Berri Txarrak hace vivir y sentir"
Natxo Velez | eitb.eus
"Dardara", la película rodada por la cineasta Marina Lameiro durante la gira de despedida de Berri Txarrak, llegará en primavera. Hemos hablado sobre ella con la propia Lameiro y Gorka Urbizu.
Euskaraz irakurri: "Berri Txarrakek sentiarazi eta biziarazten dituen emozioak ditu ardatz 'Dardara'k"
Ya ha pasado un año desde aquella fría y húmeda noche en Pamplona. Un año entero, y aún retumba, terco y rebelde frente a la naturaleza mortal de las ondas sonoras, aquel acorde final de un “Oihu” más estridente que nunca, que todavía se ofrece como cobijo de quien lo necesite. El último concierto de Berri Txarrak queda ya a casi 400 días de distancia, días en los que hemos vivido un adiós o un “hasta luego”, al que quizás se hayan unido otros; seguro que también ha habido mil y una sorpresas, de eso no hay duda, en este dichoso 2020; y, quién sabe, a lo mejor, en algún lugar, haya brillado incluso alguna chispa de felicidad, aunque solo fuera por casualidad.
Un año después de aquella explosión de elogio al duro trabajo y de nostalgia preventiva, siguen llegando restos de aquel abrazo colectivo y sincero –¿dónde quedaron los abrazos? ¿dónde la sinceridad?–, por siempre en las eternas canciones de Berri Txarrak, y, muy pronto, también en la película “Dardara”.
Hemos hablado con Gorka Urbizu y la cineasta Marina Lameiro sobre la película, en la que participa EiTB, rodada durante la gira “Ikusi arte”.
Gorka, ¿por qué elegisteis a Marina Lameiro para hacer la película?
Gorka Urbizu: Teníamos claro que queríamos hacer algo para cine, encontrar a alguien que escapara de la simple documentación y creara algo alejado del efectismo. Además, creíamos que necesitábamos a alguien que no estuviera “consagrado”, a alguien con un punto de vista diferente y personal.
Llegamos a Marina a través de una recomendación desde dentro del mundo del cine, vimos que cumplía muchos de los requisitos y ella se mostró dispuesta a sumergirse en esta aventura.
Existen muchas maneras de acercarse a la gira de un grupo de rock. ¿Desde dónde muestra Dardara la gira “Ikusi Arte”?
Marina Lameiro: El punto de partida de Dardara es un deseo del grupo de agradecer a sus fans los 25 años de recorrido junto a ellos y registrar cinematográficamente esa gira de despedida. Partiendo de ahí, la película se iba a centrar exclusivamente en cómo viven ciertos fans de diferentes partes del mundo (Euskal Herria, Alemania, México, Japón…) su pasión por Berri Txarrak, pero, junto con las productoras Arena Comunicación y Txalap.art, nos dimos cuenta de que de esta manera estábamos dejando fuera algo que para les fans que vieran la película era lo más importante: el grupo.
También era importante mostrar en la película qué había llevado a Gorka a realizar un parón indefinido con la banda “en lo más alto”. La película indaga en esos motivos y sigue también a Gorka, que nos abre parte de sus reflexiones sobre la música y el proceso creativo.
Acompañamos también a la banda en diferentes escenarios de la gira, observando cómo es el trabajo de los músicos y tratando de mostrar lo que el público general no ve.
¿Cómo habéis materializado ese punto de vista en 98 minutos? ¿Qué se va a encontrar el espectador en Dardara?
Marina: Acompañamos a les fans en algunos instantes de su vida fuera de la gira y los observamos durante los conciertos. Nos centramos en las emociones que el grupo les hace vivir y sentir. Nos metemos por unos minutos en sus vidas y entendemos su pasión por el grupo, cómo les afecta en sus vidas.
A la hora de mostrar los directos hemos huido de la imagen espectacular. No se ha querido hacer una superproducción de un directo; al contrario, se ha ido a lo pequeño, a lo concreto, para ver ampliadas cosas que frente a un escenario —que es desde donde se tienen que vivir los conciertos— no se pueden ver. Quien vea la película se va a encontrar con primeros planos de una persona viviendo el concierto, dándole tiempo al plano para poder observar el rostro.
La película explora la relación entre creador, obra y público. Estos tres son los elementos que componen Dardara. La música de Berri es un elemento narrativo más de la película, ninguna canción está puesta al azar y el contenido es parte de la narración.
Gorka, hablando del público, ¿cómo vives o has vivido la capacidad y, a la vez, el peso de tener esa influencia en la gente?
Gorka: A veces tiene una parte de responsabilidad, pero trato de no obsesionarme. Tengo una vía de comunicación, y eso también me sirve para tomar (más) en serio aquello que hago. Y sobre todo, eso es lo más bonito que puede recibir un creador: sentir que hay alguien al otro lado y que las canciones realizan una increíble labor como puentes. La creación es siempre una vía de doble sentido.
Una vez que has tenido la posibilidad de tomar perspectiva y templar un poco los ánimos, ¿qué te viene a la cabeza cuando piensas en la gira “Ikusi arte”?
Gorka: Tengo la sensación de que, con los años, lo que hemos hecho tomará una mayor dimensión. Durante un año, pasaron muchas cosas importantes, una especie de devolución de 25 años de trabajo, y, a veces, metidos de lleno en el torbellino de la gira, era complicado vivir y valorar las cosas como se merecen. Es increíble lo que la gente ha dado y todavía continúa dando a este grupo.
Marina, ¿qué te ha sorprendido sobre el alcance que tiene y ha tenido Berri Txarrak en la vida de la gente?
Marina: Creo que la palabra no sería sorprenderme… No sé qué palabra sería la adecuada tampoco, pero creo que se acerca más maravillarme.
Me ha maravillado cómo un chico de un pueblito de México a partir de haber visto en las redes sociales la noticia de que el grupo tocó para una sola persona en Nantes se contagió de la pasión de Berri Txarrak y decidió formar un grupo con el nombre de una de las canciones de Berri: Zimelkor. Me maravilla que una mujer de Japón haya esperado 11 años para volver a verlos desde que los conoció por casualidad en el Fuji Rock de 2008 y que haya ido por primera vez a un concierto en un bar de rock [y sola] para volver a verlos. Me maravilla que una mujer enseñe el mundo a su hija a través de las canciones de Berri, que un chico encuentre el coraje para tomar la decisión –tal vez– más importante de su vida en sus canciones…
Cada persona tiene una historia y todas me resultan fascinantes. Algunas pueden ser más sorprendentes que otras, pero lo que le mueve a cada persona para ella es vital.
¿Cómo se intenta capturar la energía de un directo a través de una cámara? Y, por el contrario, ¿cómo se puede aprovechar la profundidad que te ofrece la reflexión para acercarte a algo tan inmediato como un concierto?
Marina: Mi apuesta ha sido hacerlo a través de los rostros, sobre todo. Es cierto que con planos espectaculares, con mucha variedad, mezclando a los integrantes del grupo con planos del público exaltado todo hilado con un montaje muy rápido, tienes una fórmula infalible; pero a mí no me parecía interesante cinematográficamente. No tengo nada en contra de esa forma de trabajo y la he usado para otros trabajos como videoclips, pero en esta película quería ir más allá. Es imposible reproducir la energía de un directo.
Cuando ves vídeos que has grabado en un concierto al día siguiente, te das cuenta de que no tiene nada de lo que habías vivido. Cuando ves los vídeos de la realización de un concierto, lo mismo. Un concierto en directo sólo se puede experimentar. Lo que yo he querido hacer es aumentar esa sensación a través de la imagen y el sonido. Con planos muy cercanos y muy largos, donde se le permite quien ve la película observar.
Para mí lo más revelador del proceso de hacer esta película fue cuando fui al primer concierto a grabar, en Lekunberri, y apunté la cámara a la primera fila del público. Nunca antes había observado tanto tiempo a las personas que están en la primera fila. Normalmente vas a un concierto a ver al grupo y puedes echar un vistazo a lo que tienes alrededor, pero lo que realmente te interesa es lo que tienes enfrente. Para mí, poder observar a esas personas, lo que estaban sintiendo, cómo cantaban, bailaban, gritaban, lloraban… fue un regalo. Me hacía temblar a mí también.
Mi reflexión entonces fue que tenía que aproximarme lo máximo posible a esos rostros. Los de les fans y los de Berri. Pero, al mismo tiempo, no quería dejar fuera de la película el plano general, sabía que era importante para les fans saber qué estaba pasando alrededor de esos rostros y he tratado de buscar el equilibrio entre la exploración cinematográfica y la peli que les fans esperaban.
Gorka, hablando de cine, ¿qué relación tienes con él? ¿Qué películas te han dejado un poso mayor?
Gorka: No soy un entendido, pero me gusta e intento seguir las novedades y descubrir viejas películas. Podría dar muchos nombres, pero, por apoyar a los de casa, soy muy seguidor de Moriarti, por ejemplo.