Cine
''Enjambre''
Mireia Gabilondo: "Tenía claro que quería hacer una comedia ácida"
Natxo Velez | eitb.eus
La directora Mireia Gabilondo lleva a la gran pantalla la exitosa obra teatral “El enjambre”, que se estrena en los cines de Hegoalde este 6 de noviembre.
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Mireia Gabilondo, directora de "Enjambre"
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Las despedidas de soltero y soltera siempre resultan encuentros alocados: alcohol, drogas, emociones a flor de piel… Pero pueden ser aún más locos si, como sucede en la película “Enjambre”, todos esos elementos se aderezan con confesiones íntimas y una situación en la que cada una de las invitadas se va despojando de la autoimpuesta ceguera y sordera cotidiana con la que procura encarar su día a día.
En esta alocada comedia, seis viejas amigas (Leire Ruiz, Getari Etxegarai, Aitziber Garmendia, Itziar Atienza, Naiara Arnedo eta Sara Cozar) se encerrarán en una casa rural para celebrar la despedida del personaje que encarna Aitziber Garmendia. Encerradas dentro de la casa, cada una de ellas tendrá que afrontar una serie de secretos que hasta ese momento habían quedado sepultados sobre capas de hipocresía.
Hemos hablado con Mireia Gabilondo, directora de la película.
“Enjambre” está basada en una muy exitosa obra de teatro, que también diriges. ¿Dónde crees que reside el secreto de su éxito?
Sí, ha tenido mucho éxito, en euskera, en castellano, en Euskal Herria y también en el Estado. Comenzamos hace dos años con ello, y me ha parecido un historia muy bonita, interesante, divertida y profunda desde el principio.
El texto lo escribió Kepa Errasti para el programa Nuevas Dramaturgias, y, como yo participo en él, he estado cerca de él desde el principio: he seguido cómo se ha escrito, cuál ha sido su proceso… Cuando finalizó el texto, decidieron llevarlo al teatro y pensaron en mí para dirigirlo. Muchas veces, las casualidades se van sucediendo.
Pero no se puede saber el porqué de su éxito. Muchas veces, el hecho de que se trate de una comedia puede ayudar a que la gente se acerque, y, además de eso, creo que es un texto muy verdadero, muy personal. Kepa tenía muy claro que esto era lo quería escribir, que hablara sobre una cuadrilla de chicas…
Y creo que también hemos acertado con el tono y el estilo. Tenía muy claro que quería que fuera una comedia bastante ácida.
¿Cuándo decidisteis que querías hacer una película? ¿Por qué?
El año pasado pensamos que podría estar bien rodarla para cine, y Kepa y yo preparamos el guion. Pero la presentamos y no conseguimos apoyo económico, por lo que el proyecto se quedó ahí.
De todas maneras, durante el confinamiento nos convencimos de que había que rodarla, de que se podía hacer: solo necesitábamos una localización y no era tan exigente económicamente como pueden ser otros proyectos. Por eso la creamos, por nuestras ganas.
Getari Etxegarai, Sara Cozar, Leire Ruiz, Itziar Atienza, Aitziber Garmendia y Naiara Arnedo
¿Qué ventajas e inconvenientes os encontrasteis en el cine con respecto al teatro? Esos planos tan abiertos del principio y el final marcan un cambio drástico con la estética teatral.
El cine te ofrece otras armas para contar historias, y efectivamente ese plano inicial dota de otro color a la película. Se entiende mejor la claustrofobia que genera estar dentro y no poder salir.
Otro ligero cambio es el hecho de que en el teatro toda la historia ocurre en un solo espacio, esa cocina comedor, pero en la película también aparece, por ejemplo, el baño. Existen diferencias.
Además, a través de los primeros planos puedes elegir qué muestras, mientras que en el teatro es el espectador quien elige dónde mira, a pesar de que el foco esté claro. Es un idioma diferente.
Habéis rodado en plena pandemia, en una única localización y en solo tres semanas. ¿Cómo ha ido el rodaje?
Lo hicimos nada más terminar el confinamiento, así que estábamos todos deseando de sentir la normalidad tras dos meses encerrados en casa.
Además, al estar todo parado, tanto las actrices como yo misma nos encontramos con todas las representaciones canceladas, con lo que estábamos libres para poder hacer la película.
Estuvimos en Fika, en casa de la directora de arte y de vestuario Ana Turrillas, y prácticamente nos volvimos a confinar ya que éramos un equipo muy reducido y todas las actrices convivieron al estar todas en pantalla toda la película. Fue muy bonito y disfrutamos mucho.
Hemos sido un equipo muy pequeño y cercano, y hemos convivido como amigos para una película sobre la amistad.
Aitziber Garmendia
Habéis rodado en euskera y castellano. ¿Cómo lo hacíais?
Sí, cada plano lo hacíamos en dos idiomas. Cuando dábamos uno por bueno, cambiábamos de idioma y hacíamos el mismo plano. Eso exige una gran concentración a las actrices, pero es un trabajo que ya estaba hecho para la obra de teatro: las actrices tenían el texto interiorizado en ambas lenguas.
Los que trabajamos aquí en teatro, estamos muy acostumbrados a ello, y tenía claro que no quería doblarla, a pesar de que eso hiciera más cortas si cabe las tres semanas de rodaje. Al final, se trata de dos películas diferentes pero no iguales del todo. Dos películas, dos rodajes, dos montajes, dos etalonajes…
Las actrices soportan el peso casi completo de la película, y habéis apostado por el mismo casting que en la obra de teatro.
Desde el principio tuve claro que quería rodar con las actrices de la obra de teatro. Hemos tenido algún imprevisto, ya que en dos años de obra de teatro hemos tenido que hacer un par de sustituciones: Vito Rogado ha sustituido a Itziar Atienza y Dorleta Urretabizkaia a Leire Ruiz.
Así que a la hora de rodar, decidí hacerlo con el reparto original. Es una pena dejar fuera a dos actrices, pero nuestra vida es así.
Las protagonistas de la película se ven alteradas al verse encerradas dentro de una casa, algo que desafortunadamente nos es familiar a todos. ¿Cómo nos afecta estar encerrados?
Ha sido casualidad. ¿Quién iba a pensar hace dos años que íbamos a vivir así?
Para el espectáculo, es muy importante que no puedan escapar. En nuestro día a día, si estás en algún lugar y te cabreas, coges la puerta y te vas; esa posiblidad nos da libertad como personas.
Pero si estás encerrada, solo puedes romper una ventana y escapar, e incluso eso no es tan fácil. Estar encerrado empuja a las protagonistas a avanzar o retroceder en su relación.
Muchas veces, nuestra relaciones van enfriándose, como es normal, ya que con el transcurrir de los años cada no va tomando su propio camino, pero la relación con nuestros amigos de la infancia y la adolescencia es muy importante. Hay sentimientos muy profundos que solo emergen con gente tan cercana, aunque te des cuenta de que con el tiempo te has distanciado. La película habla de eso.
Aunque es una comedia muy radical, también se tocan temas como la maternidad, la enfermedad, los cuidados y la hipocresía. ¿Qué te gustaría hacer llegar a los espectadores de la película?
No solo se ríe. Yo puedo hacer una pequeña trampa, porque ya tengo contrastada la reacción de los espectadores en el teatro. Y, además de reír, también se emocionan. Se oyen bastantes llantos en algunos momentos, y se pasa de un momento a otro de la risa al llanto.
Me gustaría que la gente entrara en la historia, y, como en un barco, que reaccionara a ella: que se moviera si hay olas, que estuviera tranquilo cuando llega la calma… Al final, lo más bonito es que entren en la historia.
En tiempos tan inciertos, ¿habéis pensado en retrasar el estreno o creéis que es el momento adecuado para ello?
Nosotros vamos hacia delante. No podemos saber cuándo será el momento adecuado. Nos plantearon estrenar el 6 de noviembre, y vamos adelante.
Si no nos confinan en casa y podemos ir a los cines, debemos tener en cuenta que se trata de lugares muy seguros. Realmente, tenemos más cercanía con los demás haciendo la compra o en el autobús, mientras que en los cines las situaciones están muy controladas.
Veremos qué ocurre.
Nosotros descubriremos ahora “Enjambre”, pero para ti ya es pasado. ¿En qué trabajas ahora?
Estamos ensayando con muchas ganas la obra “Los papeles de Sisifo”, que esperamos estrenar el 19 de noviembre.
Es una historia muy potente, dirigida por Fernando Bernues y con 12 actores sobre el escenario. La producción es del Arriaga, el Principal de Vitoria y el Victoria Eugenia junto al Centro Dramático Nacional de Madrid, y es de agradecer, porque estas historias no se podrían contar sin dinero público.
Fernando quería contar desde hace mucho tiempo el cierre de “Egunkaria”, y para empezar lo haremos en el teatro. Ya han pasado años, y todavía nadie lo ha contado. Y aquello que no se cuenta termina por olvidarse, y parece que para algunos nunca haya sucedido.
Sobre el escenario se presentarán dos mundos paralelos: la redacción y el de la Policía. Se muestran la entrada de la Policía en la redacción, el traslado de los detenidos a Madrid, su cautiverio y la resolución del caso.