Arte
Biografía
Basterretxea, figura de la modernidad artística reivindicativa
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Pieza indiscutible del arte contemporáneo vasco, su espíritu inconformista se refleja en su obra que evoluciona del constructivismo al expresionismo llenándose de referencias sobre la mitología vasca.
Néstor Basterretxea nació en Bermeo el 6 de mayo de 1924. En 1936, debido al estallido de la Guerra Civil Española, se exilió con su familia a Iparralde y más tarde a Paris. Allí comenzó su andadura artística como pintor y dibujante. Pero en 1942, otra guerra, en este caso la II Guerra Mundial obligó a la familia Basterretxea a abandonar tierras francesas y cruzar el Atlántico hasta Buenos Aires donde residieron durante los próximos once años.
El escultor y pintor bermeotarra desarrolló durante su estancia en Argentina su primera actividad artística a nivel profesional. Le otorgaron la beca Altamira para jóvenes, así como otro premio para extranjeros en 1949. En sus primeros trabajos era evidente la influencia del dramatismo de las obras del artista mexicano José Clemente Orozco y del maestro Emiloio Pettoruti.
En 1952 se casó y volvió a Euskal Herria. Animado por Jorge Oteiza se presentó al concurso para realizar los murales de la cripta del santuario de Arantzazu y ganó. Tras dos años de trabajo, la prohibición que paralizó la decoración del Santuario también afectó a Basterretxea. La iglesia calificó de inadecuada su obra y ordenó paralizarla. Fue, sin duda, uno de los capítulos más agridulces en la trayectoria del artista. Hubo que esperar a 1984 para que, bajo el auspicio de la Diputación Foral, se replantease el repertorio iconográfico y la ejecución de los murales.
Representante de la modernidad artística reivindicativa y furiosa, su nombre era más que conocido para entonces y durante los años 50 participó en abundantes exposiciones por Europa y América. Su espíritu inconformista e innovador le llevó en ese período a fundar y participar en dos importantes grupos artísticos de vanguardia; en 1957 formó el Equipo 57, centrado en el arte experimental, junto a Jorge Oteiza y Agustín Ibarrola, entre otros, y en 1966 el grupo Gaur junto al propio Oteiza y Eduardo Chillida.
En la década de los 60 se dedicó sobre todo a la escultura, sin abandonar del todo su faceta pictórica. También trabajó en el ámbito de la cerámica, la tapicería, la fotografía y el cine. Durante varios años también desarrolló su trabajo en el campo del diseño industrial, sobre todo en la decoración de hoteles y diseño de muebles.
Con el paso de los años y entrando en los 70, Néstor Basterretxea comienza a reflejar el conflicto vasco en sus obras: esculturas elaboradas sobre viejas vigas de madera de roble para expresar sus sentimientos. El árbol de siete ramas que preside el hemiciclo del Parlamento Vasco una escultura suya, una obra creada en 1982. Años más tarde el Museo Español de Arte Contemporáneo recogió una exposición individual del escultor vasco, una antología de 140 piezas (esculturas, pinturas, dibujos y collages) que representaban diferentes épocas de su actividad artística , entre, recogía distintas épocas de su actividad.
En 1973 presentó en el Museo de Bellas Artes de Bilbao su Serie Cosmogónica Vasca, un conjunto de 19 piezas en madera que hacen un recorrido a través de la mitología vasca. En 2008 el autor donó esta serie al Museo de Bellas Artes de Bilbao, que la exhibió por primera vez.
Fue Consejero de Cultura del Gobierno Vasco, gobernando el PNV, durante dos años en los años 80, y a finales de esta década inauguró dos de sus obras más conocidas: en 1988 la Paloma por la Paz, de siete metros de alta por nueve de ancha, que se instaló en el paseo de Zurriola de San Sebastián, cerca del estadio de Anoeta, y 1989 el Monumento al pastor vasco que se encuentra instalada en la localidad de Reno, en el estado norteamericano de Atlanta. Para realizar este monumento, primera escultura sobre Euskal Herria en Estados Unidos, fue seleccionado entre treinta artistas internacionales. También se encargó de la decoración de la vela de 150 metros cuadrados del velero Gipuzkoa, que dio la vuelta al mundo entre diciembre de 1990 y noviembre de 1992.
Además de escultura y pintura, también ha realizado cine; sus trabajos audiovisuales más conocidos son los cortometrajes Operación H (1963), Pelotari (1964) y Alquézar, retablo de pasión (1965), estos dos últimos dirigidos junto con Fernando Larruquert, al igual que el largometraje Ama Lur - Tierra Madre (1966), una visión del paisaje y los hombres vascos. También es autor de varios documentales y de una serie sobre las culturas prehispánicas.
Entre los numerosos reconocimientos que le otorgaron destaca el Premio Eusko Ikaskuntza-Caja Laboral de Humanidades, Cultura, Artes y Ciencias Sociales de Eusko Ikaskuntza que recibió en 2005.