'Me llamo Fide y tengo una enfermedad llamada Porfiria de Günter. Hace tiempo decidí que no podía dejarme dominar por ella y que no me iba a impedir vivir con alegría y con esperanza. Ello, a pesar de la frustración que me provoca el desconocimiento existente sobre la enfermedad y la escasez de recursos destinados a la investigación. Perdí mis manos y mis rasgos faciales, pero sé que lo importante es seguir luchando'. A esta joven alicantina, la enfermedad no le ha impedido seguir el consejo de su padre: 'Mirada alta y a ser fuerte'. Nos unimos a su lucha por el derecho a la salud y la vida.
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