Según datos de Naciones Unidas, de cada 6 niños y niñas de entre 5 y 14 años, uno es invisible por culpa del trabajo infantil. Su esfuerzo sale barato, pero ellos lo pagan caro: La explotación a la que son sometidos les aparta de sus derechos más básicos y de un entorno protector. El trabajo infantil roba su infancia y sus posibilidades de desarrollo. Son más vulnerables a todo tipo de violencia y reciben las peores condiciones laborales. ¿Cuáles son las peores formas de trabajo infantil? ¿Qué papel juegan los gobiernos? ¿Y los consumidores? Buscamos respuestas con Manos Unidas y UNICEF.
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