Según leyó en Malawi, hay un dicho en aquel país africano: el hombre que tiene una bicicleta es rico. En un mundo en el que tener/no tener es cada vez más la única definición que se permite de nosotros mismos, una bicicleta puede ayudarnos a recuperar otro sentido de la riqueza: riqueza de la sencillez y riqueza de lo más importante que tenemos, de la libertad. Quizás esto era lo que buscaba nuestro siguiente invitado cuando en 1997 cogió su bicicleta para pedalear por el mundo. 15 años viajando por los cinco continente.
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