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Comicios
Haití celebra unas elecciones legislativas atrasadas desde 2011
El país lleva envuelto en una fuerte crisis política desde hace varios meses, después de que el primer ministro se viese obligado a dimitir por el fracaso a la hora de organizar las elecciones.
AGENCIAS | REDACCIÓN
Casi seis millones de haitianos están llamados a las urnas este domingo para elegir a dos tercios del Senado y la totalidad de los diputados de la cámara baja, en unos comicios que han sido aplazados de forma consecutiva desde el año 2011.
Para garantizar la seguridad en las elecciones, se han movilizado miles de policías, que serán respaldados por efectivos de Naciones Unidos y permanecerán en los centros electorales desde las 6.00 horas (local) a las 16.00 horas, momento en el que cerrarán las urnas.
Los votantes elegirán 119 diputados y 20 senadores de entre 1.800 candidatos, que se han registrado desde varias formaciones. En el caso en que ninguno de los candidatos supere el 50 por ciento de los votos, está prevista una segunda vuelta el próximo 25 de octubre, jornada en la que se celebrarán las generales.
El actual presidente, Michel Martelly, al que la Constitución impide presentarse a unos nuevos comicios, gobierna en la actualidad bajo decreto al no haberse celebrado unas elecciones desde hace años. La posibilidad de que Martelly se presentase de nuevo generó una nueva ola de protestas.
"Estas elecciones supondrán un gran examen de cara a octubre", ha afirmado el director de la Red de Defensa de los Derechos Humanos Nacional, Pierre Esperance.
Haití lleva envuelto en una fuerte crisis política desde hace varios meses, después de que el primer ministro, Evans Paul, se viese obligado a dimitir y el Parlamento fuese disuelto por el fracaso a la hora de organizar las esperadas elecciones municipales y legislativas, con las que se deberían renovar las cámaras.
El devastador terremoto del 12 de enero de 2010, a consecuencia del cual murieron más de 220.000 personas (según datos del gobierno de Haití), incluidos 96 soldados de las Naciones Unidas, supuso un duro golpe para la economía y las infraestructuras del país, ya de por sí inestables.